3 de diciembre de 2006

el día que me muera

La última vez que hablé de esto, la persona que por aquel entonces vivía conmigo se enfadó mucho, e incluso me recriminó que hubiese escrito una breve cancioncilla que en su día me pareció apropiada. Hacía mucho calor en Salamanca, y el aire acondicionado mezclado con la temperatura de las piedras charras resultaba inadecuado –mortal- y notábamos cómo pequeños resúmenes de nosotros se desvanecían en forma de H2O con sal hasta el suelo, Calle de la Compañía, Patio Escuelas, Plaza de Anaya… Un bar, otro, el calor y por fin la noche. Me hacía gracia hablar de eso y ya está. Después resulta que te haces mayor, esa persona ya no vive contigo, y últimamente se ha muerto mucha gente. La canción, sin embargo, sigo pensando que es apropiada. “Flowers in the window” se llamaba, creo.

La verdad es que he vuelto al tema por varios motivos que no vienen al caso. Estoy en casa solo, después de haber ido a ver a mis padres a Salamanca (esta vez es Invierno, claro), es otra persona la que vive conmigo, aunque ahora esté en otra parte… y bueno, me he puesto a descargar las fotografías que he hecho este fin de semana. Entre ellas he encontrado esto, que me ha recordado a la muerte y a todas esas cosas que no deberíamos de olvidar nunca.

He encontrado fotos, en la casa de mis padres, que me han parecido pocas. Se nos van a olvidar las cosas, se nos va a olvidar todo y nos vamos a ir a la mierda. Si el problema fuese perder la identidad estaríamos salvados. Pero el problema es perder la memoria.

Mi padre ha dibujado esa cosa verde de arriba y bueno, de pequeños tenía algun sentido. Ahora cualquier sentido que tenga es mejor olvidarlo. Es increíble que yo diga esto.