La última vez que hablé de esto, la persona que por aquel entonces vivía conmigo se enfadó mucho, e incluso me recriminó que hubiese escrito una breve cancioncilla que en su día me pareció apropiada. Hacía mucho calor en Salamanca, y el aire acondicionado mezclado con la temperatura de las piedras charras resultaba inadecuado –mortal- y notábamos cómo pequeños resúmenes de nosotros se desvanecían en forma de H2O con sal hasta el suelo, Calle de
La verdad es que he vuelto al tema por varios motivos que no vienen al caso. Estoy en casa solo, después de haber ido a ver a mis padres a Salamanca (esta vez es Invierno, claro), es otra persona la que vive conmigo, aunque ahora esté en otra parte… y bueno, me he puesto a descargar las fotografías que he hecho este fin de semana. Entre ellas he encontrado esto, que me ha recordado a la muerte y a todas esas cosas que no deberíamos de olvidar nunca.
He encontrado fotos, en la casa de mis padres, que me han parecido pocas. Se nos van a olvidar las cosas, se nos va a olvidar todo y nos vamos a ir a la mierda. Si el problema fuese perder la identidad estaríamos salvados. Pero el problema es perder la memoria.