6 de noviembre de 2007

amar en tiempos revueltos

Hay una cosa que realmente me perturba, y es que mañana tampoco iré a casa. No sé si todo seguirá en su sitio, si tan siquiera el propio edificio seguirá en pie mucho más tiempo. Libros, películas, un par de estanterías sin pintar aún… Ahora no debería de pensar en eso.
Estoy detrás de un camión ardiendo, en medio de la Colonia Espacial Wasilii Ormanov, sin balas y con dos granadas en el cinturón. Si no me he deshecho de mis armas es porque aún pienso en conseguir munición. A menos de doscientos metros hay dos bastados alienígenas alternando ráfagas entre medias de su posición y la mía. Cada vez que oigo sus disparos no puedo evitar lamentarme. Menos balas quedarán cuando se las arrebate de sus garras.
Huele a combustible quemado, a carne muerta, y mataría por poder poner un poco de música. De hecho llevo todo el día matando.
No tengo balas.
Aseguro mis dos últimas granadas. Si lanzo una a la derecha llamaré su atención. Si salgo por la izquierda corriendo tendré unos tres segundos antes de que se percaten y lanza la segunda.
Entro en su nido y ya veremos. La MA-11 debe de hacer mucho daño contra la cara de alguien.

Si tan siquiera supiese de qué raza son…

Primera explosión. Ya les veo. Por lo menos la cara está donde esperaba.

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al final resulta que HALO3 es bastante guay

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