7 de noviembre de 2007

madagascar

Estoy haciendo tiempo para llamar a t y despertarla, porque he estado grabando hasta hace un ratito en un puto exterior noche de flipar. Si vuelvo a oír la palabra MADAGASCAR en los próximos años puede que entre en coma.
A estas horas uno no puede plantearse según qué cosas. Tengo medio sueño medio no sueño, ganas de hacer algo, pero debería de meterme en la cama. Los 5 cafés, 16 cocacolas y 2000 donuts del running buffet me están haciendo efectos especiales ahora mismo…
Me han robado la mochila con la agenda, el iPod, un libro de mierda de tíos que copian a Lovecraft, mis rotuladores, un cuaderno de bocetos, las tarjetas del ING, la de la fnac, el dni caducao… y luego me la han devuelto. Lo cuento así porque realmente el cauce de los acontecimientos ha sido ese. Un eléctrico despistado se la ha llevado con unas flycases y a los 20 minutos me la ha devuelto un machi, al cual he abrazado, porque yo ya estaba llamando al banco para anular las tarjetas. Y yo, malpensado del todo, como estábamos grabando un aeropuerto de Madagascar, he decidido que algún negro de la figuración me la había birlado. Bueno, yo y todos los que estábamos recogiendo el set. Mu mal. Ni negro ni nada. Un despiste, un susto, y pa casa.
Y eso. Que he llegado a mi casa en un taxi que cuando dejé a Amaya en él iba por casi 30 euros, y que era de día ya, y que el ascensor olía a lejía que tiraba patrás. La luz del baño se ha jodido definitivamente (Marta, tenemos que hablar con la portera…) y he tenido que poner un fax con velas.
Bueno.
Ya casi son las 8.30.
Voy a llamar a t y que se despierte ya que es hora.
-Pensaba haber ido a verte, pero me duele todo.

1 comentario:

Soma Adicta dijo...

ah...esos maravillosos días...